La Catedral de Barcelona

Un entorno singular

La Plaça Nova, pequeña plaza medieval cercada por las casas que la envuelven, con su inalterable forma triangular, visible solamente en los mapas, abre un espacio majestuoso hacia la avenida de la Catedral.
En la avenida de la Catedral, el flujo de turistas y de barceloneses desenfadados es acompañado por la melodía del instante: unas veces la música country, otras la música con acento cubano u otras, reina de este entorno fabuloso, la guitarra española.
Las miradas se dirigen a la Catedral: al principio hacia su plaza, seguidamente hacia el pórtico y acto seguido hacia la flecha central; esa que alcanza el cielo, la que uno busca como a un faro, dentro los múltiples panoramas que nos ofrece la ciudad.

El estilo gótico catalán

Empezada en 1298, hay que esperar a 1417 -época culminante del gótico catalán– para que la construcción de la Catedral alcance finalmente la fachada. Por razones económicas, un simple muro, penetrado por algunas cavidades, terminará la obra.
Construida con el estilo característico del gótico catalán, la Catedral posee en la actualidad, una fachada que no se parece a la de sus contemporáneos: Santa Maria del Pi y Santa Maria del Mar nos ofrecen una apariencia totalmente distinta. En efecto, estas últimas siguen los códigos del estilo local: muros espesos, prioridad a la anchura, una ornamentación discreta y campanarios más bien planos.
La Catedral nos ofrece, en cambio, un aspecto mucho más ornamental y una serie de tres flechas dentadas, cuidadosamente trabajadas. Entonces, ¿por qué la Catedral goza de un aspecto distinto? ¿Acaso fue diseñada por un mejor arquitecto o por algún arquitecto extranjero?

Un estilo gótico renovado

A finales del siglo XIX, Barcelona es una ciudad destacada en España y quiere que el mundo sea testimonio de su potencial económico y cultural. La capital catalana quiere cuidar su imagen y el barrio gótico se encuentra en el punto de mira: tiene que distinguirse por su estilo gótico catalán, que es el recuerdo de la época pomposa de la Ciudad Condal. Por eso acaba por hacer algunas “trampas”, incorporando ornamentos, desplazando ciertas edificaciones interesantes, reestructurando los espacios públicos…
La Catedral no se escapa de este fenómeno. Su fachada austera no resulta muy vistosa y se convoca un concurso para reformarla. Antoni Gaudí participa, apoyando a Martorell, pero es Josep Oriol Mestres, quien finalmente tiene el honor de terminar el edificio para devolverle su prestigio. Inspirándose en los planos originales, el arquitecto extrae también las características del estilo gótico del norte de Europa, más rico en ornamentación, más flamante. Nacen entonces las dos flechas laterales, el cimborrio más tarde y la torre central, que será terminada…¡en 1913!

¡Lo conseguimos!

Echad algunos pasos atrás y observad…Desde la muralla romana y sus dos torres circulares hasta la punta neo-gótica de la Catedral ¡casi 2000 años de historia se dan la mano!

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Este texto es una colaboración de Florence Siguret, administradora de la asociación Barcelona Autrement. Una asociación que realiza visitas insólitas en Barcelona y con la que realizo periódicamente clases de dibujo al aire libre.

Os animo a visitar su página web!  www.barcelona-autrement.com